Un ciudadano alemán en Lima
arroja un desperdicio al piso, su novia – una profesional peruana – lo mira y
le dice “no hagas eso por favor, no seas cochino, que vergüenza”. El alemán confundido
y en todo su derecho de réplica le responde “pero si acá es normal, todo el
mundo lo hace”. Alemania es un pionero en la protección ambiental, todas las
personas segregan los residuos, las calles se mantienen limpias y los productos
pagan un impuesto (der Grüne Punkt) para que sus empaques y restos generados sean
tratados. Allá nadie tiraría un residuo a la calle, tienen demasiadas leyes y
todas funcionan.
Hace unos días aprobaron una ley
en Perú para regular el consumo de plásticos, la aprobó casi el pleno del
congreso, por supuesto los temas ambientales están de moda y todos quieren ser
verdes. Definitivamente es un paso adelante, pero creo que siempre carecemos de
planificación para decidir qué hacer y se toman decisiones más por moda que por
otra cosa. Las políticas de protección ambiental son (por lo general) mal copiadas
de otros países, algunas veces funcionan en otras debe pasar algo de tiempo
antes que se corrijan las burradas y se aproximen a la realidad.
Hoy vi una foto en Facebook sobre un Challenge interesante, esta es la foto:
Ahora que a todos les encantan
los Challenge para babosos, sería interesante que uno que realmente vale la
pena se haga viral. Pero sería más interesante aun, que antes de banear los
plásticos, pensemos en limpiar esos grandes botaderos de las ciudades
importantes del país, como el de Trujillo, Arequipa y Cuzco. Sería aún más
importante enseñarle a la gente la manera adecuada de segregar residuos, algo
así como lo trata de hacer la municipalidad de Santiago Surco. Sería importante
que en los barrios pobres se solucionen las necesidades básicas, para poder
conversar con las personas, sobre lo bonito que es vivir en un ambiente
saludable (no importa que sea dentro de una ciudad caótica como Lima). Añoro
ver mi ciudad limpia porque aquí nací y, a pesar de que no es el sitio más
lindo del mundo, pues es mi ciudad y nuestra capital.
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A los seis años mi juego favorito
en la playa era que me revuelquen las olas, entraba furioso en el mar esperando
la ola, cuando llegaba me hacía una bolita y dejaba que me revuelque hasta la
orilla. Pasaba horas en ese plan, hasta que toda la energía abandonaba mi
cuerpo, luego regresaba a casa quemado, cansadísimo y muerto de hambre. Casi siempre
íbamos a la Costa Verde, en aquel entonces el agua no olía mal, tampoco se
formaban esas espumas marrones o amarillas que se ven ahora en la playa. Había
menos gente, más espacio para caminar y nadar y los únicos vendedores eran los
del pan con pollo y los barquillos. Mi madre o mi tía nos esperaban en la arena,
no usaban sombrilla y les gustaba rostizarse como pollos en horno de pollería.
Mi tía Elena usaba aceite de coco o Coca-Cola para agarrar un color negro
parejo. A nosotros nos ponían crema de lechuga en el cuerpo, para bajar las
quemaduras de tercer grado, luego del primer día de playa. Si de casualidad
ibas a una playa del sur, el agua estaba tan limpia que podías verte los pies,
cuando el agua te llegaba a la barriga. Da pena que todo eso se haya degradado tanto
y que ahora tengamos que buscar una playa limpia, más al sur o más al norte.
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No obstante, debemos reconocer
que hay empresas que viven de los residuos. Por ejemplo, las botellas plásticas
son bastante apreciadas para la confección de polar (un tipo de tela sintética).
También es fuerte el reciclaje de papel, para la fabricación de papel reciclado
(Anda, no me digas). Hay mucho dinero en los residuos y es posible importar tecnología
de países que ya han superado estos problemas. En la Universidad Nacional Agraria,
hubo un proyecto para hacer Biodiesel a partir de aceite reciclado de
restaurantes, ignoro si este proyecto continúa en marcha, pero considero que
ideas así son fácilmente aplicables y rentables. En Colombia hay una empresa
que transforma carros antiguos en coches eléctricos, dándole a la chatarra un
valor agregado y una segunda vida. Hace poco en Facebook vi una máquina de
compostaje para casa, esta genera compost con los residuos orgánicos y con este
se mantienen las plantas, disminuyen los residuos que deben ser eliminados y de
paso nos preocupamos por el jardín. No tenemos nada que inventar, solo
busquemos y apliquemos ideas económicas que nos permitan (a su vez) mejorar
nuestra calidad de vida.
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Hace poco escuché una charla
sobre economía circular brindada por mi amigo Christian Cárdenas (excelente
consultor ambiental). La idea de la economía circular es crear un sistema
cerrado de interacciones entre la economía y el medioambiente (Wikipedia 2019) 😊.
Pero que mierda significa esto, pues ser más eficientes en el uso de los
recursos (reciclar, reusar, etc.), optimizar los procesos y jugarle limpio al
ambiente. No basta con ser verdes, cualquier persona a quien le guste las ensaladas
puede ser verde, a veces se es verde sin necesidad de haberlo razonado.
Necesitamos producir porque las operaciones mueven la economía, pero debemos
conocer el comportamiento del medioambiente frente a la producción y debemos
querer profundamente vivir en un lugar hermoso, ambientalmente saludable, para
nosotros y por nuestros hijos.
TUPAQ
PD: Les dejo un reportaje sobre la "Basura" en Lima.
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