El 14 de diciembre del año
pasado se postergó por tercera vez la licitación de la concesión del proyecto
Central Térmica de Quillabamba (Cusco). Como consecuencia, la fecha
de adjudicación de la buena pro (que estaba programada para el 13 de enero
del 2016) ha sido cambiada para el 30 de marzo. Lo interesante de este
tema fue que, en una comunicación enviada el 12 de
enero del 2016 a la ministra de Energía y Minas, Rosa María Ortiz, el grupo
de generadoras eléctricas participantes del concurso, solicito
al Ministerio de Energía y Minas que anule el proceso de promoción de
la central debido a que consideran que “su construcción elevaría
la sobrecapacidad de generación eléctrica al 80% de lo que requiere
la demanda”. Esto significa que se produciría mucha más energía
eléctrica de la requerida. Las empresas argumentaron que de continuar el
proyecto “se ahondarían las distorsiones en el mercado eléctrico” y
"se pondría en riesgo la sostenibilidad del sector eléctrico del país”.
Al respecto, Carlos Herrera
Descalzi, exministro de Energía y Minas, sostuvo:
"Ya hay sobreoferta de capacidad de generación eléctrica en el mercado
peruano, y los precios han caído considerablemente, por lo que hacer una
central más significa mayor oferta de electricidad. No obstante, el proyecto va
a seguir, ya está iniciado, y habrá que esperar que con el paso de los años la
demanda crezca".
Esta noticia nos pone en
alerta sobre la posibilidad de encontrarnos en un escenario de una oferta
eléctrica en exceso para nuestro país. Cuando se aprobó la Ley 28832 para
asegurar el desarrollo eficiente de la generación eléctrica, en julio del 2006,
el país contaba con un sector eléctrico con una potencia instalada de 5,625 MW
y una máxima demanda de 3,580 MW. Lo que daba como saldo una reserva de energía
de 30%, explica la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
Hoy tenemos una potencia instalada de 10,032 MW y una máxima demanda de 6,036
MW con una reserva de 40% de energía declara la SNMPE en un comunicado.
Para este gremio, en el sector eléctrico peruano existe una “sobreoferta” cuyo
origen está en las expectativas de las empresas sobre el crecimiento económico
de Perú para los próximos años.
A raíz de la gran cantidad
de proyectos eléctricos, el sector encontrará un mercado maduro, con precios
bajos y sobrecapacidad instalada; un entorno de alta competencia y difícil que
requerirá estrategias de desarrollo no convencionales como: diversificación,
tecnología e innovación. Algunas
alternativas interesantes ante esta situación son el desarrollo de proyectos de
infraestructura que requieran energía eléctrica y la exportación de la misma.
Respecto a la distribución,
el nuevo marco regulatorio del sector ofrece variadas oportunidades. Algunas de
estas alternativas podrían estar vinculadas, con el cambio de gobierno, a la
posibilidad del ingreso de capital privado en las distribuidoras regionales, lo
cual permitiría una distribución equitativa del recurso energético. Esto junto
a las conexiones internacionales, permitirá fortalecer la red eléctrica en la
región y, para el Perú, supone diversificar todavía aún más su cesta
exportadora, incluyendo la electricidad como producto. Asimismo,
algunas propuestas políticas promueven el desarrollo de un transporte
público 100% eléctrico, tanto por nuevos trenes como autobuses.
Finalmente,
con elecciones a la vista, el panorama político puede condicionar el
desempeño del sector, así como la licitación de varios proyectos en cartera.
Esperamos estos se lleven con la transparencia e idoneidad necesaria.
Apujirka
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