Hoy amanezco más
escéptico del sistema educativo que nunca. Un sistema injusto. Si algo no hay
que esperar de la vida es justicia inmediata. La vida humana, breve, azarosa e
intensa, no permite espacio para que podamos apreciar procesos largos (como los
del poder judicial). Pero la brecha de oportunidades entre los “zorros de
arriba” y los “zorro de abajo” es inmensa y el crecimiento económico lo ha
incrementado mucho más aún. Colegios con matrículas de decenas de miles de
soles, universidades que monetizan hasta el uso de los baños, institutos de
toda “reputación” que pululan en la avenida Arequipa en busca de jóvenes con necesidad
de superación.
El presidente
del directorio de Coca Cola decía “recordemos siempre que iniciamos vendiendo
agua carbonatada con jarabe; y ahora vendemos una forma de vida”. De la misma
manera, la ecuación es un negocio que promete una vida exitosa y digna de
admiración. Luchamos por que nuestros hijos vivan la vida a la cual no tuvimos
acceso, y los centros educativos lo saben; por tanto, cobran por reducir la
incertidumbre asociada a la vida. ¿Está bien cobrar tanto? ¿Es la ley de oferta
y demanda? ¿el mercado se regula solo?
En medio de todo
esto esta una niña. La conocí estudiando y desde entonces, no ha parado un día
de estudiar. Su familia nunca considero practico los estudios; los negocios
hacen plata, los estudios no. La rodeaban ejemplos de “comodidad”, de gente que
vive mantenida por otros. Prende el televisor, sale a la calle, entra a
internet y en todos lados abundan los ejemplos de pendejada. El falso “criollismo”
ha desfigurado la identidad peruana y al día de hoy, para tristeza de muchos,
es premiado con cargos públicos, secretarias, negocios y títulos. Pero ella
seguirá estudiando y haciendo las cosas bien. A pesar de todo cree en la
meritocracia.
¿Qué le digo? ¿Que
está equivocada? ¿Qué deje de luchar? Bueno, es un caso, uno de muchos,
millones tal vez. Un caso que quedará como anécdota. Y el mundo seguirá
girando. Pero yo haré todo los posible para que ella no pierda su ilusión.
Estoy convencido y enfocado en ello.
Ah, jugó la
selección peruana de fútbol contra la selección uruguaya, por las eliminatorias
rumbo al mundial. Ganamos 2 – 1. Mañana se hablará de eso, de las inundaciones
(post pendiente, esperen una semana más), del caso Odebretch, de muchas cosas.
Y mientras todos hablamos, muchos, callados, seguirán haciendo. Seguirán
luchando por sus sueños.
Los dejo con una canción compuesta por el buen Paul que ilustra muy bien los deseos de superación de muchos ciudadanos que no nacimos en cuna de oro, pero que no pararemos ante nada para lograr nuestros sueños y..volar!
Apujirka