El señor VIZA es un hombre muy
formal y pulcro, ejecuta lo que le indicas como un sargento bien entrenado y
pone siempre su mayor empeño. Su gente – el personal a su cargo, quienes lo
conocen y lo respetan – sigue sus instrucciones sin argumentos. VIZA es un
excelente capataz y también una buena persona. No he tenido el gusto de conocer
a su familia, pero su trabajo y su buena actitud son su mejor carta de
presentación. Él es, como muchos de nosotros, una persona que lleva años rompiéndose
la espalda en el monte.
Hace unos días, me encontraba cambiándome
después de un merecido duchazo. Estaba muy cansado, porque había estado todo el
día ideando como avanzar el campamento volante y la operación, además había
hecho inspecciones con los supervisores y discutido “entretenidamente” con mi
jefe. Como es normal, extrañaba a mi familia y como estaba lejos como para
solucionar riñas cotidianas, una llamada telefónica sorpresiva también me había
descargado mis baterías – tenía todas las excusas perfectas y ordenadas – así que
me puse las medias y luego miré mis zapatillas futboleras llenas de lodo – no juego
futbol, pero tengo zapatillas futboleras, pasa hasta en las mejores familias –.
Estaba cansado para ir a la quebrada y limpiar mis zapatillas - “igual se van a
ensuciar”, pensé – fue en se momento que se me acercó VIZA, vio mis zapatillas,
vi sus botas perfectamente limpias que cargaba en sus manos y sus zapatillas brillantes,
que llevaba puestas. Así que tratando de defenderme le dije “bueno VIZA igual
se van a embarrar” y me contestó “si ingeniero y también se pueden volver a
limpiar”. Lo que sentí en ese momento fue algo muy parecido a lo que sentía
cuando mi profesor de matemáticas me preguntaba algo sencillo, pero que no había
estudiado. Viejo y me siguen dando lecciones… csm.
Robert Stephenson Smith Baden-Powell, el famoso y ahora un
poco olvidado creador del Escultismo (movimiento Scout mundial), escritor de “Escultismo
para Muchachos – uno de los mejores libros para adolescentes del mundo – decía
que al hombre se le conoce por como tiene sus zapatos. Cuando miro las botas
pulcras de VIZA sé que es una persona confiable, a quien le voy a dar siempre
tareas difíciles y siempre voy a tener resultados correctos, en el tiempo
acordado. Aprendí esta sencilla lección de Banden-Powell gracias a mi madre,
luego de mis jefes en el movimiento SCOUT (Breña 139), luego de mi abuelo que
paraba con los zapatos limpísimos y años más tarde y varios kilos demás, del
buen VIZA. Parece que la gente se sigue preocupando porque me haga un hombre de
bien… que bueno.
En un mundo de zapatillas
Converse, o zapatos Bata, o zapatillas tigre, o botas de jebe con punta de
acero, o de las deseadas Nike, Adidas y Puma; es importante recordar que a la
persona se le conoce por como tiene sus zapatos. Date un momento para mirar
hacia abajo y tener respeto por lo que calzas, por lo que significa que tengas
los zapatos puestos y limpios, por todo lo que le ha costado a la historia que
tengas los pies protegidos y en orden. Todas las cosas sencillas, que tienen un
significado profundo, son las que valen… lo demás es perfectamente desechable.
Ahora, siguiendo las sabias
enseñanzas, paro en el campamento con mis botas limpias y mis zapatillas
futboleras negritas. Espero que haya sido la última vez que alguien me de esta
lección. Pero también espero que si me olvido, si en algún momento siento
pereza por no haber dormido bien, haber tenido que preparar muchos reportes, o
haber estado resolviendo problemas cotidianos; alguien bueno me haga recordar
que arroje la pereza al río y que limpie mis zapatos…muchas gracias VIZA,
muchas gracias mamá y finalmente, muchas gracias Robert Banden-Powel, por hacer
mi adolescencia muy interesante.
Tupaq
Pd: Les dejo la primera parte de "Escultismo para Muchachos". No dejemos que las buenas enseñanzas mueran. Al menos no en nuestra guardia. Agradezco que compartan y comenten.
Mi abuelo George era un tipaso, siempre preocupado por estar bien presentado y los zapatos todos los días bien lustrados y era mecánico.
ResponderBorrarRecuerdo que en mi etapa escolar, llevaba en el bolsillo más pequeño de mi mochila, un retazo de franela para así poder quitarle el polvo de mi zapato que se pudo haber posado en la ruta casa-colegio. Esta franela fue reemplazada por una pequeña escobilla de lustrar en los últimos 4 años de dicha etapa. Quién no recuerda esa frase materna...."tus zapatos deben de estar como un espejo..."
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