Hace diez años escuché, del que
era mi jefe en esos días, el término “Restauración Ambiental” (Restauración Ecológica). Mi ex jefe lo
ponía como una técnica que involucraba muchas variables y que era algo
demasiado complejo de realizar para nuestro pobre y vulgar entendimiento de
Supervisores Ambientales de tercera. Así que mi espíritu aventurero, observador
y cholo terco decidió adentrarse en la complejidad de la Restauración Ambiental,
e indagar entre las pocas fuentes especializadas del momento. Por supuesto, mi
primera opción fue Wikipedia, luego una página web de un curso de restauración
ambiental que se dictaba de España al Mundo. Luego el extenso WWW, de donde
saque un par de datos interesantes. Después conocí a un aficionado en la
restauración ambiental, quien de manera ansiosa y excitada me dijo que la
Restauración Ambiental estaba en “boga” y que era algo muy bacán.
En términos sencillos, la
Restauración Ambiental se trata de recuperar el normal funcionamiento del
Ecosistema. Esto incluye recuperar la complejidad de sus procesos, las interacciones
entre los seres vivos y su equilibrio. Para un biólogo egresado de la prestigiosa
Universidad Nacional Agraria, la Restauración Ambiental es como hacerles sentir
un orgasmo al cuadrado. Para un ingeniero civil de la UNI, sería más parecido a
la interpretación ortográfica del WHATSAPP del sonido onomatopéyico Mmmmmfffff;
y para este vulgar servidor privado, la Restauración Ambiental es algo que hay
que tomar con paciencia y buen humor.
Restaurar el ambiente no sólo
requiere de mucho trabajo físico – del cual nunca nos vamos a salvar si queremos
hacer las cosas bien – sino también de entender profundamente los procesos
biológicos que ocurren en la naturaleza, de conocer a las especies que habitan
un ecosistema y poner cada cosa en su lugar. Suena sencillo, pero el número de
interacciones que existen en un ecosistema pueden ser de varios miles, así que
no es nada sencillo de realizar. No obstante, la naturaleza se fundamenta en la
entropía, en el desorden, por ello no debemos esforzarnos tanto en dejar todo
bien organizado. Lo principal es iniciar el proceso mediante el orden de los
factores determinantes... aunque suene repetido, la naturaleza se encargará del
resto, apoyada en nuestro delicado seguimiento.
Puede leerse como que estoy
cagando al revés, pero no es así. Todo desorden inicia en un orden que se va
perdiendo o modificando con el tiempo. La Naturaleza y los ecosistemas funcionan
de esa manera, inician en un todo organizado, se desordenan y luego llegan al
equilibrio el cual también es un orden. Después el ciclo de repite y se perpetúa.
Orden y desorden conviven en el cosmos y en todas las cosas del mundo.
Les ruego a mis amigos muy devotos
y católicos que se abstengan de hacer comentarios sobre Dios, el Edén y Adán y
Eva. Para que se sientan más tranquilos les confieso que creo en Dios. Creo,
además, que creer en él es una decisión personal, un salto de fe, más nunca
algo que podamos demostrar con la ciencia que poseemos. Creer en Dios es también
creer en el orden y desorden de las cosas, en el inicio y el fin y en el ciclo interminable
de la vida. Aunque nuevamente les afirmo que es una decisión y no debe ser
forzada porque que no te hace ni más, ni menos inteligente que el resto.
Luego de haberme salido un poco
del tema y haber divagado entre las constelaciones y el desorden, quiero concluir
sobre la Restauración Ambiental como un hecho legal. Es evidente que para estar
ordenados necesitamos las normas, los ECAs, las guías, los procedimientos, etc.
Sin embargo, para decidir por conservar nuestros ambientes, primero hagamos
esos conceptos profundamente nuestros, decidamos iniciar ordenando las cosas de
adentro hacia afuera.
Saludos,
TUPAQ
Pd: les dejo un video interesante sobre Conservación y Restauración Ambiental (Ecológica).
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