Una mala costumbre - con la que nunca he estado
de acuerdo – es la de usar clichés para levantar el ánimo de un amigo caído. Me
parece espantoso decir “no te preocupes algo bueno pasará”, “el éxito de espera
a la vuelta de la esquina”, “tú eres una buena persona y a las buenas personas
le pasan cosas buenas”, “pronto encontrarás lo que necesitas”. Nada más por
citar algunos de los menos tóxicos, ya que bien sabemos que los relacionados al
amor son un asco total (así como suele
decir mi hermanita de 13 años).
Comprendo que el objetivo de los clichés puede
ser positivo y digno de almas caritativas y empáticas. Pero cuando ya estás
entrado en años y sabes que sólo te lo dicen para hacerte sentir bien, te dejan
con un mal sabor de boca y ganas de matar zombies a hachazos. Por favor a mis
muy queridos amigos y lectores, nunca practiquen conmigo el fino arte de los
clichés. Reserven esos preciados instantes de vida para conversar sobre el
clima en Mongolia, la política chilena, el sagrado esposo de Keiko, la última
canción de la tía Chuchi, los videos más compartidos de Whatsapp, física
cuántica, vida en otros planetas de la Vía Láctea, espíritus chocarreros del más
allá o cualquier tema trascendental de nuestra colorida farándula.
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Quedarte sin empleo, puede provocar que la
gente automáticamente te mire con tierna compasión y empiecen a practicar sus
más contundentes clichés. En el momento que más quieres que te ignoren, te dan
lecciones sobre la vida de otras personas que han superado lo imposible, o
acaban contándote partes de la película de Will Smith “The Pursiut of
Happiness” asegurándote que se trata de un hecho de la vida real y que el
personaje de la película es millonario (L). Luego de un par de minutos no
sabes si pegarte un balazo, entender que no eres el ser más miserable sobre la
tierra, o esforzarte para que la conversación acabe lo más pronto posible. No
obstante, quedarte sin empleo puede ser muy renovador y no tiene porqué ser una
mala experiencia.
Estar desempleado te hace libre. Se terminan las situaciones incómodas en el trabajo y como
tienes más tiempo para ti (no todo ojo). Entonces, puedes empezar por hacer ejercicio, para
bajar ese rollo acumulado en múltiples almuerzos y celebraciones del cumpleaños
del mes. Puedes entrar más a menudo a tu Blog y ver si algún desdichado ha
incrementado sus estadísticas. Puedes ver (at last) esa película de los rudos
de Hollywood que no pudiste ver en el cine. Puedes ir más seguido al karaoke o
cantar en tu casa hasta que el enloquecido vecino mande al Serenazgo. Pero por
sobre todas las cosas, puedes pasar tiempo valioso con las personas que más
quieres. En mi caso puedo pasar más tiempo con mi familia, jugar a las pistolas,
ir al parque, comer algunos helados, jugar a la repostería, comprar libros de
cuentos y leerlos a mis hijos antes de dormir.
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Se viene la Navidad a todo vapor, por alguna razón interiorizada en mi cerebro (hasta el día de hoy) esta fiesta siempre me pone del mejor humor. Inclusive luego de ver
mensajes negativos sobre el consumismo en el Facebook. Más aun, lejos de ser un perfecto Grinch, la Navidad ha sido siempre la fiesta que más disfruto. De niño porque reventaba los cohetes que me traía mi papá; y ahora porque ver a mis hijos abriendo sus regalos y sonriendo,
paga cualquier rato malo o decisión bien o mal tomada. Por consiguiente, les deseo a todos una muy Feliz Navidad. Que este nuevo año el niño Dios traiga más proyectos para el Perú, más
trabajo para todos y una mejor conciencia humana en general, para que nuestro amado país siga siendo de Puta Madre.
Tupaq
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