El 06 de mayo del presente, el diario GESTIÓN – en su
versión WEB – publicó un artículo muy interesante sobre el gigante de los
alimentos NESTLE. En el artículo indicaban que NESTLE está apostando por la
salud y va a lanzar al mercado medicamentos presentados como snack. Para ello
NESTLE va a usar su vasta experiencia en fabricación de alimentos, sumada a la
investigación en medicamentos para diversos males. Los que conocen la historia
de NESTLE, saben que esta corporación ha basado su desarrollo en el azúcar. Sabemos
que NESTLE es muy famosa por las golosinas, por los cereales con azúcar, por la
leche condensada, y en Perú también porque es dueña de los queridos helados
D’Onofrio.
Es evidente para todos que vivimos en una sociedad
dependiente del azúcar. Casi todos los snacks, bebidas gaseosas y golosinas
están elaborados con base al azúcar. Es por ello que el crecimiento inicial de
NESTLE, en un mundo que aún no consideraba la obesidad como un problema, fue
tan exponencial desde su fundación en el año 1866. Manteniéndose en desarrollo
hasta el día de hoy. Una gigante multinacional con influencia en muchos países.
Sin embargo, lo que llamó mi atención, es el comportamiento de esta gran corporación
ante los cambios. Es sumamente interesante como algo normal en un momento,
puede pasar a ser muy malo en otro y como la misma empresa que se benefició,
pase a ser la creadora de la solución.
Cuando uno se forma en la universidad y se cree dueño
del mundo sin haber completado la carrera, es muy fácil dividir el mundo entre
buenos y malos. Pienso que por esa razón, es sencillo venderles a los
estudiantes ideas sobre la desigualdad, la injusticia, el comunismo, la
corrupción y ante ellas la solución por la fuerza. Al menos, esa es mi
apreciación sobre muchos de los jóvenes, en las universidades del Estado. En
Perú hay muchas diferencias sociales y en las universidades estatales estas
diferencias se viven a diario. En ese ambiente, el estudiante de clase media –
él cual no se identifica con ideas reaccionarias - se dedica a luchar por
terminar su carrera y acogerse al sueño de ser independiente.
Como ya no me encuentro en mis años mozos, la línea
entre lo bueno y lo malo (para muchas cosas) la percibo un poco difusa. No
considero que las corporaciones sean unos monstruos, sino el producto de la
creación de la mente monstruosa del hombre, pero que al final – y ante toda
crítica – mantienen el estatus de muchas personas en el mundo. En el caso particular
de NESTLE, se estima que en la actualidad cuenta con más de 339, 000
trabajadores en todo el mundo (fuente: WIKIPEDIA 2016). Estoy seguro, que la
mayoría de esas personas, se encuentra agradecida del lugar donde trabaja.
Otros casos similares son los de Oxy y PETROBRAS,
empresas petroleras de largo recorrido acusadas en algún momento de cometer delitos
ambientales y ahora fungen como abanderadas del medioambiente. En Perú, son
conocidos los problemas del lote 192 – anteriormente denominado Lote 1AB – lugar
donde Oxy dejó una lista bastante nutrida de pasivos ambientales. Para los
pobladores de Andoas (Lote 1AB), debe ser una broma de mal gusto, decirles que
Oxy es una empresa ambientalmente responsable… no obstante, lo es y es
demostrable mostrando las certificaciones con las que cuenta en la actualidad
(papelito manda). Por otro lado, no es posible juzgar a nadie por lo que no
está escrito en la norma. Recordemos, que los temas ambientales fueron
reforzados por el expresidente Alberto Fujimori en 1997 y posteriormente han
ido tomando importancia hasta la actualidad. No discuto que Oxy debió ser más
responsable, muy a pesar de todas las defensas que puedan presentar de su
parte. Con PETROBRAS pasó algo parecido, con la diferencia que como empresa
estatal tenían mayor “licencia” para cometer travesuras. Esta “licencia” los
llevó a tener tan mala reputación, que los ejecutivos de PETROBRAS se juntaron
y decidieron iniciar una campaña para cambiar la imagen la empresa. Nada fácil pasar
de ser pecador a ser santificado, pero con una fuerte inversión en publicidad
verde, paciencia y prudencia, convirtieron al gigante Brasileño en un
abanderado del Medioambiente y lo que está de moda, de la Responsabilidad
Social Empresarial… que buenos vecinos.
En un mundo en constante cambio, parece ser que jugar
limpio es un buen negocio (después de todo). La semana pasada, un amigo se acercó
y me preguntó si entendía este pensamiento de A. Schopenhauer “Hay épocas en
que el progreso es reaccionario y la reacción progresista”. Estoy seguro que el
pensamiento trata de darle la vuelta a la torta, de no pensar en el estatus
quo, sino tener una visión holística de los problemas y ser creativos. La
adversidad te obliga a ser reaccionario y en la reacción puedes generar el
cambio positivo… si ustedes tienen otra interpretación del pensamiento, agradecería
la dejen en los comentarios.
TUPAQ
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