jueves, 12 de mayo de 2016

LA VIDA SE ABRE CAMINO

“La vida se abre camino”; dijo el Dr. Ian Malcom, científico del caos en la película Jurassic Park, ante el argumento de los creadores del parque, sobre la imposibilidad de reproducción sexual de sus pequeñas bestias. La primera vez que vi la película, hace muchos años atrás, una multitud de preguntas inundaron mi cabeza: ¿Por qué? ¿Cómo? ¿En qué momento? ¿Cuál es el límite y que hecho permite esta adaptación sin límite de la vida?  Hice la pregunta a mi profesor del colegio y me hablo de la evolución – Darwin - los pinzones de galápagos, etc. Fue entretenida su charla pero no salí completamente convencido. En la universidad, aproveche mi primera clase de Ecología para hacer la misma pregunta al profesor. Recibí en cambio una respuesta mezcla de ciencia (evolución y demás) y filosofía. Además me sugirió un libro “El gen egoísta” de Richard Dawkins. Es una lectura muy recomendable - léanlo, en serio- en el se analiza este, entre otros temas.

Ha pasado mucho tiempo, muchas lecturas, muchas experiencias y muchas conversaciones desde ese entonces. Mis intereses viajan de tema en tema, pero algunas frases quedan grabadas para siempre, y la de Jurassic Park es una de ellas. He viajado a proyectos en costa, sierra y selva y en todos he comprobado la validez de esta frase. Es maravillosa la capacidad de adaptación de algunos organismos y tolerancia a situaciones cambiantes. Claro está, el reloj de la vida camina a un ritmo lento y pausado. Lejano de nuestro ajetreado y ansioso reloj humano (con una vuelta promedio de 80 años en los mejores casos), que se aburre de esperar a la naturaleza. Desde algas prosperando en aguas volcánicas, microorganismos en las profundos abismos oceánicos, líquenes colonizando las más altas cumbres, lirios flotando en charcos de petróleo o jabalíes y lobos habitando los alrededores de la ciudad de Prípiat, lugar de la conocida Chernobil.  No es lo ideal, es cierto, pero ocurre y….la vida se abre camino. Las adaptaciones realizadas por organismos al ser expuestos a condiciones particulares son asombrosas y los científicos deleitan sus mentes analizándolas.

Leo un artículo de la NASA acerca de microorganismos que prosperan en las instalaciones de la Estación Espacial. Conocer como estos hongos y bacterias prosperan en la Estación Espacial, es tema de investigación de un grupo de científicos de la NASA. Asombroso. Una vez observé un campo devastado por un derrame de ácido. Enfundado en un traje especial, me acerque a la zona a observar de primera mano lo ocasionado por el agente químico sobre el lugar. Lamentable. Lo peor es que el responsable era un minero ilegal, una especie de Lord Voldemort que “no podía ser nombrado” y su sola presencia ahuyentaba a los pobladores. Tomé algunas fotos y me retiré. Un año después, tuve oportunidad de retornar a esa ubicación. Una escasa y rala mata de césped cubría la zona. Me sorprendió tanto que pregunte a una guía local si habían realizado alguna intervención en el lugar. Negativo. La vida se abrió camino.  Ninguna autoridad visitó el lugar y ninguna denuncia fue presentada. No había ocurrido nada. Nunca pasó nada.

Otro ejemplo de persistencia son los humedales. Grandes espejos de aguas poco profundas provenientes (en su mayoría) de infiltraciones provenientes de zonas agrícolas o de otras actividades productivas; los humedales albergan a una gran fauna y flora. Algunos se han convertido en lugar de descanso para aves migratorias.  Incluso algunos humedales se han categorizado como Áreas Naturales Protegidas nacionales y/o regionales. Lo increíble es que algunos, como los de Ite se han transformado en “jardines del edén”. Y su origen es más que curioso.

El área afectada por los relaves procedentes de las minas de cobre de Toquepala (Tacna) y Cuajone (Moquegua) tiene una extensión aproximada de 12 kilómetros de largo, por 1.5 kilómetros de ancho y se ubica en el distrito de Ite, en la provincia tacneña de Jorge Basadre. Este lugar se conoce ahora como los humedales de Ite. Son los más grandes de la costa peruana y los segundos en Sudamérica.  Las plantas deben tener concentraciones anormales de metales pesados y los animales también. No es un buen ejemplo de gestión ambiental (tal de restauración sí, ese es otro tema). Sin embargo, este artículo no trata de eso, trata de la capacidad de persistir de la naturaleza. Este lugar lo ejemplifica.


Mi reflexión en este artículo no trata de justificar estos terribles impactos ambientales. Es una desgracia que existan y los responsables deben hacerse cargo de solucionarlos, además de cumplir la pena correspondiente. Mi reflexión va en el sentido de las posibilidades gigantes de adaptación de la vida a entornos difíciles. Podrías decir que por ello, la investigación de estos fenómenos es crucial para el desarrollo de medidas de mitigación, restauración, compensación, etc. Pero ya se repite demasiado eso además de muchas ideas grandes y progresistas que inundan discursos políticos en plazas y congresos. Para mi lo importante es que el sólo hecho de contemplar estos maravillosos fenómenos y coexistir con ellos me llena de asombro y respeto por la vida. Me impulsa a realizar con pasión y detalle mi profesión. Como dijo alguna vez Cicerón: “La contemplación de la naturaleza es el natural alimento de la inteligencia y del corazón”.

APUJIRKA

La vida se abre camino

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