Los accidentes ambientales impactan. Impactan a la naturaleza, a la
sociedad y a la economía. Nadie desea un suceso de este tipo y sus consecuencias son
catastróficas para todos los involucrados (directos e indirectos). Veamos
algunos ejemplos.
Hace poco, conversando con unas amistades del trabajo, me contaron que en
Colombia tienen muchos problemas con derrames de hidrocarburos provocados por
la guerrilla (las FARC). Resulta que la guerrilla bombardea vehículos, líneas
de producción y otras facilidades de transporte y almacenamiento de hidrocarburos,
provocando derrames que luego nadie puede remediar, por supuesto, por temor a
las FARC. Imagino que la intención de las FARC no es provocar los derrames con
el consecuente daño al ambiente, sino inspirar terror. Mostrar su poderío y las
consecuencias de pensar diferente a ellos. La mente de un terrorista, analizado
de esta manera, es bastante sencilla. Igual de sencilla es la mente de quienes
se mueven en base a un objetivo predeterminado (suyo o impuesto); sobre todo aquellos
que no se detienen a pensar si existe una mejor manera o en los derechos del
resto.
El derrame de la plataforma Deep Water Horizon, en el Golfo de México, fue
ocasionado por un error humano, una decisión mal tomada, que conllevó a que un
sistema de seguridad para pozos no funcione adecuadamente y falle. Lo que puede
ser sencillo de explicar, resulta en una catástrofe de escala global.
En el caso de la planta nuclear de Fukushima en Japón, el error no fue
humano – a diferencia de lo que ocurrió en Chernóbil – sino el resultado de un
evento natural, un terremoto de muy alta intensidad y el consecuente tsunami. Siendo
un poco abogado del diablo, es posible que los ingenieros japoneses no hayan
considerado en sus cálculos un sismo de tal magnitud, o tal vez, aunque su
modelo les indicaba la necesidad de mejores sistemas de protección; decidieron
finalmente que no iba a pasar nada. Me disculpo con los colegas japoneses por
pensar mal, pero citando a Macchiavello y a mi abuelo Julio “Piensa mal y acertarás”.
He tenido la oportunidad de participar en perforaciones de pozos en la
selva a un costo de US$ 10 millones por pozo y en otras con características
similares pero de US$ 40 millones ¿En que radica la diferencia? Cuando los
costos de operación son altos lo primero que se castiga son los temas de
seguridad ambiental. Quien comprende y tiene experiencia en esto, conoce que
los sistemas redundantes pueden parecer exagerados, pero finalmente evitan un
problema mayor, una vez ocurrida una contingencia. Es posible que en el derrame
de lodos del Brasil ocurrido el 06 de noviembre del 2015, cerca de la ciudad de
Mariana, estado de Minas Gerais, se produjera porque no se contaban con los
sistemas de seguridad suficientes. Imagino que una represa de esas dimensiones,
debería contar con un sistema que asegure la contención de los lodos
almacenados, en caso de falla.
En mi experiencia, he visto muchos incidentes ambientales ocasionados
por actos de vandalismo, que no son otra cosa que derrames varios ocasionados
por personas ajenas a las operaciones. Derrames que pueden ir desde el vaciado
de bidones con productos químicos peligrosos – un absurdo desconocimiento del
daño que se pueden auto-inflingir los vándalos – hasta cortes o perforaciones
realizadas a los ductos de producción y oleoductos. He tenido la oportunidad de
ver perforaciones realizadas con taladros manuales, sierra de arco, corta
tubos, una vez inclusive un agujero hecho por una barreta de hierro, el
orificio estaba adornado por incontables golpes de la barreta, ejecutados constantemente
hasta perforar el ducto. Aunque lo más increíble que he visto fue un derrame ocasionado
por un loco que disparó a un ducto de producción, a la una de la mañana de un día
cualquiera.
Me imagino que se preguntan ¿Quién en su sano juicio quiere ocasionar un
derrame? Lo cierto es que hay respuestas para todo y según mi percepción, con
un toque de imaginación van así:
- La persona que vació los cilindros de química quería el cilindro. En el mercado negro un cilindro cuesta S/.45 y las tapas S/.4 cada una. Es decir una química con un valor mayor a 500 US$ era vaciada para aprovechar el contenedor, el mismo que en sí es un material peligroso, porque la química está impregnada en sus paredes y no puede ser removida mediante lavado. Por desgracia estos cilindros son usados por pobladores para almacenar agua.
- Los cortes de tubería eran realizados por pobladores locales, la explicación es sencilla, una remediación es un proceso lento y requiere la contratación de una considerable cantidad de trabajadores locales. Un derrame de media hectárea le da trabajo a un grupo mínimo de 50 personas por un periodo no menor a un año. Es decir es un negocio redondo, no para el medio, si para la gente. Eso demuestra que las personas van a querer tener una ocupación, muy a pesar de que esta provenga de un acto negativo y que además se trate de un trabajo poco recomendable.
- El que usó un corta tubos para sacarle un pedazo a la tubería fue un “maestro”. Seguro un ex trabajador resentido o maltratado con algunas copas demás, que quiso hacer justicia con sus propias manos y provocó el derrame más grande que he visto. Un verdadero monstruo de derrame. Su remediación ha durado cerca de dos años y aún no termina.
- El señor que perforó el ducto con la barreta seguramente había tenido una fuerte discusión con su esposa y no encontró mejor manea de desfogarse que golpeando la tubería de metal. En su horror se percató que luego de un promedio de 60 golpes la tubería se perfora. Imagino que habrá pensado “que tacaños son estos petroleros que no compran buenas tuberías, más resistentes”. Por supuesto esta no es la versión real, la verdadera razón es la expuesta en el segundo punto. Sin embargo, hay que estar muy desesperados o muy resentidos para golpear una tubería con una barreta de hierro.
- El disparo de bala, a pesar de que pueda parecer una leyenda rural – mejor suena leyenda urbana pero esto fue en medio de la selva - comparable con el Tunche y el Chuyachaquí, lamentablemente no lo fue. La muestra enviada a la universidad demostró que no se trataba de corrosión interna ni externa, el ducto en ese tramo estaba expuesto al ambiente, era relativamente nuevo y su estado era óptimo. Claro, nadie encontró la bala, el flujo de un ducto de producción es muy alto, lo que probablemente hizo que el proyectil haya llegado al sistema de producción y posteriormente haya sido eliminado por el operador, sin saber de qué se trataba. El responsable se dio a la fuga… al menos esa fue la versión oficial.
Cualquiera sea el evento ambiental que ocurra, la opinión pública
siempre va a machacar a la empresa privada, sin darse la molestia de analizar
cuál fue la causa raíz que conllevó a que ocurriera el incidente. Es más
rentable acusar a las empresas, condenarlas de contaminadores e irresponsables
y tomar el partido de los afectados. No obstante, como espectadores de los
hechos, es importante ahondar un poco en estos temas, como mínimo para saber si
se trató de un evento natural, de un problema operativo – como el mantenimiento
de los equipos – de un error humano, o de un horror provocado por una persona
que busca satisfacer alguna necesidad mal atendida. De hecho hay personas
irresponsables en las empresas, también empresas que funcionan con bajos
estándares de Seguridad, Calidad y Medioambiente; conocer cuáles son y
denunciarlas es nuestra responsabilidad, así como también reconocer el buen
trabajo que realizan cuando lo hacen. Por otra parte debemos estar conscientes
que en un país con desigualdad, marcadas diferencias sociales y una pobre
inversión en educación, las personas también son capaces de cometer desgracias,
de hecho representan un problema latente y constante que debería ser
prioritario si queremos evitar hechos como los mencionados.
Es de sabios, antes de emitir una opinión, escuchar a todas las partes involucradas
en el tema. Se trata de entender que la causa de temas tan complejos como los
derrames no es sólo una. Que el trabajo es amplio e incluye temas sociales. Que
la experiencia ha demostrado que lo seres humanos somos complejos y actuamos de
manera compleja. Tal vez mucha gente no
conoce estos temas porque no ha trabajado directamente en estos escenarios. Es
la idea de compartir mis experiencias. Espero que si algún especialista de
campo lee este artículo, se anime a poner en la caja de comentarios su opinión
y/o experiencia. Estoy seguro será beneficioso para todos.
Tupaq
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