Un equipo de científicos de la
Universidad Médica de Guangzhou, en la ciudad de Cantón, ubicada al sur de la
República Popular China, anunció el pasado 13 de abril un logro científico
controversial. La revista científica "Journal on Assisted Reproduction and
Genetics" publicó la polémica hazaña, la cual causó conmoción en la
comunidad científica y población en general. Este equipo de científicos y
médicos liderados por el Dr. Fan Yong, aseguró haber conseguido embriones
humanos resistentes al VIH, virus causante del sida,
por medio de la modificación genética.
Modificación
El polémico experimento consistió
en utilizar 26 embriones “con taras y no aptos para tratamientos de fertilidad”
- según el Dr. Fan Yong- y, mediante una nueva técnica conocida como
CRISPR-Cas9, lograr que cuatro de ellos desarrollaran inmunidad frente al VIH.
El resto mostró “mutaciones no planeadas”. Todos los embriones fueron
destruidos 3 días después.
Es la segunda vez que un grupo de
médicos chinos causa controversia por experimentos de modificación genética
embrionaria, después de que en abril del año pasado otro equipo de la
Universidad Zhongshan anunciara que había podido manipular por primera vez
genomas de embriones humanos.
Casos como los antes citados
llaman de sobremanera la atención sobre los códigos éticos científicos y la
posición de China respecto a los tratados internacionales que reglamentan las
condiciones y alcances válidos en el diseño experimental. El gobierno Chino ha
proclamado en varias oportunidades su intención de consolidarse como eje y
principal impulsor de las investigaciones genéticas e incluso ha solicitado, a
los organismos internaciones competentes, se reduzca los estándares e
impedimentos legales que reglamentan experimentos con el genoma humano.
El mundo científico se ha dividido
en dos bandos. Los detractores aseguran que el estudio era innecesario, no
tiene justificación médica y han advertido de las implicaciones éticas que
podría conllevar la modificación del genoma humano. Quienes están a favor
proclaman las variadas aplicaciones de este procedimiento en el aseguramiento
del bienestar de las poblaciones futuras.
En un comunicado del hospital
donde se llevó a cabo el estudio, el equipo médico de la Universidad de
Guangzhou, rechazó las acusaciones y se enfocó en el
incalculable potencial de tipo de tratamientos. "Las
objeciones de quienes no trabajan en el campo (genético), no son voces
autorizadas, y el contexto seguirá evolucionando", afirmaron. Han Bin, director del Centro Nacional chino de
investigación genética, declaró al diario chino Global Times que los beneficios
terapéuticos potenciales de esta técnica, aplicable a todo tipo de enfermedades
hereditarias -incluido el cáncer-, debían ir por delante de los escrúpulos. “En
lugar de seguir las posiciones éticas de otros países, China debería
elaborar sus propias normas y reglamentos”, afirmó. El científico chino Qiu
Renzong (primer ciudadano chino condecorado con el premio Avicenna de Ética en
Ciencia”, manifestó: "las técnicas aún están inmaduras y es pronto para
que sean usadas clínicamente", ya que los embriones modificados no pueden
desarrollarse todavía hasta constituir seres humanos completos”.
Otro procedimiento controversial es el propuesto
por un grupo científico en U.S.A. Crear bebés a partir del ADN de
tres personas —un hombre y dos mujeres— podría algún día prevenir la transmisión
de enfermedades genéticas discapacitantes. Ahora asesores del gobierno de
EE.UU. aseguran que es ético probar este procedimiento bajo ciertas
condiciones. Jeffrey Kahn, experto en bioética en la Universidad Johns
Hopkins, señaló que "es éticamente aceptable avanzar, pero lentamente y
con grandes precauciones". "Los trastornos causados por el ADN mitrocondrial
pueden ser extremadamente discapacitantes, y para las mujeres en riesgo de
transmitirlos a sus hijos no hay otra opción que les permita tener un hijo
genéticamente emparentado con ellas", afirmó. "Difícilmente
hallaremos una cura para un niño nacido con estas mutaciones", aseguró el
doctor Shoukhrat Mitalipov, de la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon,
quien elogió el informe.
En la literatura científica,
podemos ver que antes que naciera el primer bebé probeta la transferencia de
embriones o la inseminación se estaba ya utilizando por ejemplo en animales.
Así, en 1951 nació el primer ternero producto de una transferencia de
embriones, y por citar un dato reciente en 1989 en U.S.A., se contabilizó la
transferencia de unos 60.000 embriones de vaca o unos 132000 en Europa de los
cuales 25.277 fueron congelados y conservados. Hoy en día en el campo ganadero
es cada vez más importante la Fecundación “in vitro” y Transferencia de
Embriones (FIVET). Se puede contabilizar que el 27 % de las vacas y el 44% de
los toros utilizados para la producción son producidos por transferencia de
embriones en U.S.A. Junto a la FIVET son ya habituales en veterinaria otros
técnicas, como son: la crioconservación, el sexaje de embriones o la clonación,
y otros están todavía en fase de elaboración aunque ya con resultados, como la
formación de animales transgénicos.
Clonación de especies en peligro de extinción
Y luego el salto a los humanos era
predecible. Las técnicas de reproducción artificial surgieron en el ámbito de
la medicina como un medio de “asistir”; como una solución extrema para permitir
la fecundación mutua de los gametos de un hombre y una mujer que desean
procrear pero presentaban algún tipo de obstáculo, o alteración, que hace
imposible el encuentro y fusión de sus propias células germinales. Empezó
siendo un medio de solucionar, aunque sin curar, algunas formas de esterilidad.
En la actualidad, podemos concluir
que la manipulación y destrucción de embriones humanos se está produciendo hoy
en día en tres grandes campos. A) La FIVET (Fecundación “in vitro” y
Transferencia de Embriones); B) La investigación alrededor de la FIVET y C) el
diagnóstico preimplantatorio, con un marcado carácter eugenésico (manipulación
genómica). Junto a éstos existen determinadas prácticas como la reducción
embrionaria en embarazos múltiples, la eliminación directa de embriones en
embarazos ectópicos o el uso de anticonceptivos con efectos antianidatorios que
también suponen un atentado a la integridad y vida de los embriones.
Pero junto a estas razones no hay
que olvidar el fondo de este asunto: ¿qué consecuencia trae consigo la
separación entre sexualidad y vida?, ¿qué situación se crea cuando no se
respeta la estructura natural del acto procreativo? Uno de los temas más
controversiales es la desprotección en que queda sumido el embrión. Y los
bancos de embriones son una prueba de ello. La lógica que se instaura con la FIVET
es la de “la producción de objetos”, una lógica que constituye una relación de
desigualdad entre el técnico que produce y aquello que es producido, y, por lo
tanto, también una relación de dominio del uno sobre el otro.
El debate es amplio y a la velocidad
que avanza la ciencia y tecnología no da lugar a análisis ni cuestionamientos
éticos. El 01 de febrero de este año, la Autoridad
de Embriología y Fertilización del Reino Unido dio permiso para experimentar con embriones humanos mediante
modificación genética en su territorio. A l parecer, China no es el único
interesado en la investigación aplicativa en este campo. Asimismo, ya ha
iniciado, en China, la construcción de la mayor planta de clonación y
modificación genómica del mundo, perteneciente la empresa Boyalife.
Oficinas de Boyalife en China
Intervenir sobre nuestros hermanos
más pequeños es modificar el futuro de la humanidad, pues en la vida hay
continuidad y los embriones no son una subespecie de hombre; nosotros fuimos
embriones y ellos son los hombres del futuro.¿Quién los defenderá? ¿Cuáles son
sus derechos? ¿Tendremos suficiente sensibilidad para rescatarlos?
¿Cuáles son los límites experimentales de la ciencia? ¿Qué papel cumple la
bioética en estos proyectos? Son preguntas que el futuro nos contestará y del
cual todos somos responsables.
Apujirka
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